Por Mara Patricia Espinoza

Durante las jornadas de trabajo los Andares del Cuerpo, el cineclub de Antropología Histórica nos
sedujo con la imagen de Andrea de Palma en su vestido negro, representando quizá un luto por su
antigua vida, antes de entrar en la vida nocturna del puerto de Veracruz.
La mujer del puerto, estrenada en 1934 y dirigida por Arcady Boytler, es una película que representa
la dialéctica encontrada, quizá no sólo en las mujeres, sino entre los hombres: la trangresión de
ser otro, alguien malvado, alguien desafiante dentro de un espacio diferente al cotidiano, si es que
somos buenos muchachos: la noche.
Es la noche en nuestro imaginario y en las representaciones que producimos, el espacio en donde el
sujeto muta en un yo diferente. Doctor Jekyll es Hyde, Dorian Gray es un monstruo, Santa no es tan
santa y Andrea de Palma deja de ser una joven virginal y respetable, sumisa ante quienes la rodean
y rien de su tragedia, para convertirse en una femme fatale, que decide qué y con quién, dentro de
La película, que al comenzar pareciera ser silente, posteriormente da espacio a la voz de Andrea
de Palma, cuyo diálogo deja ver un pequeño rasgo teatral, en el cual se exagera la emoción para
transmitirla al público, siguiendo la melodía marcada por la música de fondo. Pareciera que Boytler
no confía en la voz, y a la manera del cine silente, da mayor espacio a la imagen, ofreciéndonos
largas secuencias de la protagonista y su querido, del carnaval llevado a cabo durante la película, e
incluso del puerto veracruzano. Finalmente que es el cine, sino imagen.
Y es por esta imagen que Boytler corona su película con la transformación de De Palma. Sus
ropas han cambiado, ahora se maquilla. El escenario ya no es representado por el sol, sino por la
penumbra de la noche. La fiesta del carnaval, es sustituida por el barullo de un bar y una voz que
canta desde una ventana “Vendo placer a los hombres que vienen del mar”. La película es una
paleta de las representaciones de la época que aun en nuestra actualidad permanecen, si no es
así ¿cómo representamos a una prostituta, sino de manera antagónica a la mujer pura y casta, la
madreesposa, la correcta?
La película, es una narrativa de esas representaciones que nos educan. Se ven conductas correctas
que deben ser cumplidas, así como los castigos, siendo el último de ellos el destino trágico de la
protagonista, quien como Edipo descubre que ha sido parte de una relación incestuosa: su hermano,
lejano hace muchos años, llega del mar y la contrata para ir a la cama. Al descubrirlo, ella no resiste
la tragedia, y se suicida emblemáticamente entre las olas del golfo de México.
Este final, como sucedía comúnmente con las prostitutas y demás mujeres transgresoras, demuestra
la constante de la época: el pasado siempre las alcanzaba, y ellas debían pagar sus errores,
admitiendo su transgresión ante el hombre decente que ahora las amaba, a sus hijos, o bien con la
muerte, pues el crimen siempre paga, sobre todo el crimen cometido ante la ideología conservadora.
Por otra parte, si queremos dejar de lado el castigo y vernos más piadosos, lo que se busca es
purificarlas: el castigo como medio de expiación para que esas mujeres manchadas se conviertan
nuevamente en mujeres puras. Quizá por eso el nombre de la protagonista: Rosario, así como la
prostituta emblemática de la literatura costumbrista mexicana, Santa. Sucede así desde Nana,
de Zola, a La Dama de las Camelias, de Dumas. La prostituta es la mujer que elige, que domina
el erotismo negado a la feminidad, y por ello recibe un castigo que motiva a que el espectador
la perdone y se apiade de ella. Esta representación y estructura de las películas que hablan de
prostitutas permaneció quizá fue así hasta la llegada de la femme fatale representada quizá como
ninguna otra por Greta Garbo.
La película nos dice que el cuerpo es una representación para el otro. Es un cuerpo construido
socialmente, en que cual se puede decidir si ser Jekyll o Hyde, dependerá de la historia de cada
uno. El cuerpo es la imagen de quien lo habita: tanto las cicatrices como la ropa que lo visten.
Andrea de Palma nos presenta al Dr. Jekyll como Rosario, intentando ser buena, y seguir con el
modelo costumbrista para lograr casarse algún día. Pero también es Mr. Hyde del estereotipo de la
buena mujer: la prostituta misteriosa que espera a un hombre bajo la luz del faro. Imagen queaun
permanece en nuestra narrativa cotidiana, por eso las llamamos esquineras ¿no?
Se nos presenta el espacio de lo bueno y lo malo, el día y la noche, e incluso el vestido de la pureza
representado en el blanco y el negro, que también es luto ¿la protagonista habrá estado de luto por
la muerte de su padre o por su vida pasada?
Hermosa película en su técnica, en su valor como documento que narra la transición de un cine
silente a un cine que ya comienza tener voz, pero que receloso de esta, aun presta más atención
a la imagen y la historia que ellas componen en conjunto. La música es bella, sobre todo porque
como el cine inicial, guía el sentimiento del espectador, lo prepara emocionalmente, le dice cuando
reírse o llorar. Sin opacar estos elementos la historia narrada que aun tiene eco en nuestras
representaciones actuales.